Reflexionamos en familia: caminamos hacia la Pascua-DÍA 3

ÚLTIMOS DÍAS DE CUARESMA:

CONSIGNA PARA COMPARTIR:¿ COMO VIVÍ LA ORACIÓN, EL AYUNO Y LA LIMOSNA EN ESTA CUARESMA?(podemos sacarnos una foto con el cartel que tenga la pregunta)

EVANGELIO PARA ACOMPAÑAR: MT 6, 1-8.16-21.

Podemos proponer reflexionar: ¿alguno de esos gestos son los que hacemos para
rezar?, ¿tenemos algún lugar de oración especial?, ¿tenemos alguna imagen, rosario,
cruz, que siempre usemos para rezar? , ¿Cuál de las 8 claves tengo que trabajar más?

ORACIÓN DEL VERDADERO AYUNO

UN CUENTO PARA REFLEXIONAR SOBRE LA LIMOSNA

En las altas montañas del Tíbet, un grupo de niños se dedicaba a jugar en un puente cercano al pueblo en
que vivían. Todos habían conseguido sus loncheras, menos el más pequeño, que había salido corriendo feliz
detrás de los otros sin dejar que su madre pudiera alcanzarla para darle la suya.
Mientras los otros niños hacían cometas, barriletes y figuras de animales en papel utilizando las técnicas
de origami, el pequeño amasaba un simpático pastelito de barro.
A media mañana sintieron hambre y cada uno se acordó de su lonchera. Cuando se disponían a comer,
oyeron un ruido de algo que golpeaba contra las piedras del puente. Asustados, voltearon a ver de qué se
trataba y observaron la figura de un ser enorme y muy grueso que se acercaba tanteando el piso con un
palo. Los más nerviosos, pensado que se trataba de un malvado ogro de las montañas, corrieron y se
escondieron debajo del puente. Los demás se quedaron esperando a ver qué pasaba, paralizados por la
extraña emoción, mezcla de miedo y curiosidad. Entre ellos estaba el niño de los pastelitos de barro.
Luego de unos eternos segundos de tensión, el misterio se aclaró. El terrible ogro resultó ser un pobre
hombre ciego y hambriento que llevaba un día y una noche perdido en los solitarios y escapados carros
que rodeaba el pueblo, según les contó a los primeros niños que se atrevieron a acercársele.
Los niños, que también eran muy pobres, sintieron compasión por el hombre y separaron una parte de sus
loncheras para dársela. Sólo el pequeño no tenía nada que darle. “¡Yo también le daré de comer!” gritó,
lleno de alegría. “¡Pero si tú no tienes nada!” le contestaron los otros niños, mientras le entregaban un
bocado de sus respectivas meriendas al ciego.
Sin hace caso, el niño esperó su turno y, con una radiante sonrisa, puso en las manos del mendigo uno de
sus pastelitos de barro. Cuando el ciego abrió la mano, el pastelito se había transformado en una reluciente
moneda de oro.

REFLEXIÓN PARA COMPARTIR: Darnos con el corazón, desde lo sencillo, esa es la limosna
que podemos ofrecer en este tiempo de Cuaresma especial. ¿Qué harías hoy por el otro?
“ALLÍ DONDE ESTE SU TESORO ESTARÁ SU CORAZÓN”

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